De nuevo recurro a mi surtido hortícola, a esas joyitas que atesoro en lo que yo llamo fondo de congelador. Tenía un buen lomo de salmón y ya sabéis cómo me gustan los pasteles y las tartas saladas, así que hice ¡chasss! y un paquete de brócoli apareció a mi lado. Para complementar, una tarrina de queso crema, miel, nata, ... Con tan cómoda forma de provisión cualquiera puede entregarse a una vida culinaria creativa.
Ésta es una receta muy, muy resultona, que tiene la versatilidad de poder tenerla preparada con antelación a falta de meter en el horno en el momento justo. Yo la he preparado en formato individual pero igualmente se puede poner en una fuente refractaria.
(para 6 personas)
1 brócoli grande
2 rodajas de salmón
300 g de queso crema
100 g de salmón ahumado
1 c/s de miel
100 ml de nata de cocina espesa
Salsa bechamel
300 g de queso rallado
eneldo
sal
pimienta negra molida
Para la salsa bechamel
1/2 l de leche entera
60-65 g de harina
30 ml de AOVE
Sal
Pimienta negra molida
Nuez moscada
Para la bechamel comienza por separar un filete de salmón ahumado y picarlo muy menudito. Reserva. Hierve la leche y aparta. Pon el aceite a calentar a calor medio, agrega la harina y cocínala removiendo con una cuchara de madera. Pon la sal, la pimienta molida y la nuez moscada e incorpora la leche caliente sin dejar de remover. También puedes usar la batidora. Apenas empiece a hervir aparta del fuego, añade dos cucharadas soperas del queso rallado y el salmón ahumado picado. Mezcla y reserva poniendo un film transparente a piel para que no haga costra.
Corta el brócoli en arbolillos, lávalos en agua fría y cuécelos tan solo un par de minutos en abundante agua con una poca de sal, échalos cuando el agua esté hirviendo. Sácalos y ponlos a escurrir.
Pon en un cuenco el queso crema, la nata, el salmón ahumado restante picado, la cucharada de miel, la puntita de una cucharilla de eneldo picado, una pizca de sal y pimienta al gusto. Mezcla hasta que resulte una crema homogénea. Reserva.
Coloca una sartén al fuego con apenas un hilito de aceite y haz a la plancha las rodajas de salmón con una pizca de sal y pimienta. Si tuvieras un resto de otra comida anterior ésta es una buena ocasión para gastarlo, como ocurría en la tarta rústica de salmón y puerros. Desmenúzalo, quítale piel y espinas, en trozos que se noten y déjalo a la espera.
No creo que deje pasar mucho tiempo entre una tarta salada y otra. Las hago incluso para las noches de verano, porque como las tengo preparadas van del congelador a la mesa directamente. Pueden ser tan caprichosas, rápidas, cambiantes, ligeras, creativas, ..., incluso cuando me empeño en hacer combinaciones imposibles son algo, inconsecuentes. Y aún así me encantan. Así que vamos a montarla. Fácil. Se coloca una capa de cada preparación y listo.
Enciende el horno a 190º. Ya ves que yo he hecho pasteles individuales. Brócoli, crema de queso (sin colocar, como caiga), brócoli, crema de queso y brócoli. En el caso del pastel individual ésta última capa se alisa un poco para que la bechamel quede planita, pero si es en una fuente déjalo tal cual, le da un aspecto de improvisación que sorprende. Se remata con la salsa bechamel y el queso rallado.
Coloca la bandeja del horno algo más arriba del centro y hornéalo un par de minutos a los grados iniciales, luego aumenta la temperatura al máximo o conecta el gratinador para dorar el queso.
Abreviaturas
c/s Cucharada sopera
g Gramo
l Litro
ml Mililitro
AOVE Aceite de oliva virgen extra
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