A ver, piensa un instante. Si le vas a poner a estas mini tartas una buena dosis de licor, lo mejor será elegir uno que entone con los ingredientes principales, la avellana y la almendra. Frangélico, un licor de avellanas, dicen que silvestres, que no sé yo, a las que le hacen la corte otros ingredientes como el cacao y la vainilla. Desde luego el resultado es que estas tartitas son un estadillo de aroma y sabor, una perversidad y si las haces te enviciarás.
Digo yo que, este fray Angélico, seguramente un hombre venerable y bueno, creó el licor allá por el siglo XVIII para deleite y placer del género humano, no tanto de virtuosos como de pecadores por aquello de la bondad de los monjes eremitas y seguro que también con indulgencias plenarias. Nunca lo vas a tener más fácil, ¡anímate a caer en la tentación!
Ingredientes y elaboración
250 g de almendra molida
30 g de avellana molida o en granillo
250 g de azúcar
4 huevos L
80 ml de licor de avellana (Frangélico)
La ralladura de una naranja pequeña
La ralladura de un limón mediano
Una pizca de sal
80 g de almendra laminada
Crema de yema
Para la crema de yema
4 yemas de huevo L
75 g de azúcar
c/n de agua
Prepara una bandeja de horno antiadherente, de las que se usan para contener los moldes de hacer magdalenas, engrasándola y enharinándola. También se pueden poner moldecitos individuales; si usas cápsulas tendrás que apilar 3 o 4 para cada pastel porque la masa tiene bastante fuerza. Enciende el horno a 180º o a 160º con ventilador, calor arriba y abajo.
Ralla las pieles de naranja y de limón evitando completamente la parte blanca y reserva. Vierte en un cuenco los ingredientes líquidos con el azúcar y bate con unas varillas hasta que blanqueen. En otro recipiente mezcla las ralladuras y la pizca de sal con los sólidos menos la almendra laminada y únelo a los huevos batidos. Incorpora las dos preparaciones envolviendo con una espátula o una cuchara, sin batir. Rellena los huecos de la bandeja o los moldes que hayas elegido hasta 1 cm del borde, al menos.
Para hacer la crema de yema pon un cazo al fuego, añade el azúcar y agua, como 1 cm por encima del azúcar. Deja que hierva 2 o 3 minutos a un calor medio hasta obtener un almíbar claro. Aparta del fuego y espera a que temple. Mientras separa las 4 claras y resérvalas. Bate las yemas, vierte sobre ellas una tercera parte del almíbar templado, mezcla y devuélvelo al cazo con el resto. Llévalo de nuevo al fuego, ponlo muy bajo y bate hasta que esté humeante pero aún no burbujee, no es necesario que espese ahora, cuajará en el horno. Ya fuera del calor continúa batiendo unos segundos más.
Ve cogiendo cucharaditas de crema y dejándola caer sobre cada pastelito, más o menos repartida, salpica las almedras laminadas y ponle un rociadito de azúcar por encima. Hornéalas en el centro del horno 20 o 25 minutos y comprueba si están hechas, por si hay que dejarlas unos minutos más. Si ves que la superficie se está dorando mucho cubre la bandeja con papel aluminio. Retira la bandeja del horno y espera una media hora antes de desmoldarlas, antes se podrían romper. Deja que se enfríen completamente sobre una rejilla para que la base no quede húmeda.
Ya de por sí estas tartitas, por muy mini que sean, tienen fuerza y arrestos para sobresalir sin más ringorrango pero, en fin, los muy, muy golosos y muy, muy delgaditos no tienen que privarse de tomarlos con una salsa de chocolate o una crema inglesa. Los demás con un té o un cafelito ya van bien apañados. Bueeeno, y con una bolita de helado, que están de fábula.
Abreviaturas
c/n Cantidad necesaria
g Gramo
cm Centrímetro
ml Mililitro
L Grande
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