miércoles, 12 de diciembre de 2012

Bizcocho de Cielo


Llevaba tiempo rondándome la idea de hacer este postre. Un tocino de cielo sobre una base de bizcocho regadito, pero nada de hacer cada uno por separado y después superponer las dos preparaciones, no, yo quería poner las dos en el molde y hornearlas juntas, pero no me terminaba de atrever. Cuando me atreví a hacerlo éste fue el resultado.


Ingredientes y elaboración
Las medidas del molde que he usado son
25 cm. largo x 12 cm. ancho x 8 cm. alto.

Para el almíbar:
150 ml. de agua
75 g. de azúcar
La piel de 1 limón
1 rama de canela 

Pon un cazo al fuego con todos los ingredientes y cuécelos hasta que el líquido se haya reducido a la mitad. Cuela y deja enfriar. Reserva. 

Para el tocino de cielo:
Emplea la mitad de las cantidades indicadas en la receta del tocino de cielo y hazlo todo igual hasta que queda vertido en el molde. En ese momento resérvalo hasta que tengamos preparada la masa del bizcocho, que hay que
verterla encima de la del tocino.

Para el bizcocho genovés:
Te explico algunas cosas acerca de este bizcocho. Tiene una masa muy ligera, que se suele usar como base para tartas, para hacerlas tanto individuales como de pisos, o para hacer el brazo de gitano. Es un bizcocho muy ligero y esponjoso, que sólo lleva tres ingredientes, aunque yo, en esta ocasión, le he puesto una cucharadita de vainilla. También he quitado un huevo para que tenga la suficiente consistencia para que soporte el peso del tocino de cielo que va a llevar encima (para un bizcocho genovés perfecto debería llevar un huevo más). Es imprescindible batir mucho y muy bien los huevos con el azúcar hasta que doblen o tripliquen su volumen y esto sólo se consigue incorporando mucho aire a la mezcla mientras la batimos. Si lo haces a mano te va a llevar unos 10 minutos  por lo que, si usas unas varillas eléctricas o la batidora con este accesorio, te reducirá el trabajo a la mitad del tiempo.

4 huevos
1 cucharadita de extracto de vainilla
150 g. de azúcar
150 g. de harina de repostería

Enciende el horno a 160º con calor arriba y abajo. En un cuenco bate los huevos con el azúcar como te acabo de indicar. Incorpora la harina a cucharadas y ve integrándola envolviéndola con una espátula de cocina, sin batir, para que no se baje la masa. Vierte esta mezcla muy despacio sobre la del tocino de cielo, desplazando el recipiente que la contiene a lo largo del molde para que quede bien repartida. Prepara una bandeja para meter el molde al baño maría y llénala de agua hirviendo hasta las tres cuartas partes de la altura del molde. Hornea 45 minutos aproximadamente. Pincha hasta el fondo una aguja, si la sacas limpia es que está cuajado. Retira el molde del horno y déjalo enfriar completamente. No te preocupes si el bizcocho se queda con una poquita de panza, como le pasó al mío, porque cuando esté desmoldado, por el propio peso del regado y del tocino de cielo ya cuajado, quedará plano. De todas formas, si tuviera mucha, corta el sobrante al ras del molde.

Antes de desmoldar riega con el almíbar que tienes reservado repartiéndolo bien por todo en bizcocho. Pasa un cuchillo afilado a todo alrededor, da unos golpecitos suaves con el canto de la mano en los costados del molde para que se suelte del fondo y dale la vuelta sobre la fuente en que lo vayas a servir.



La verdad es que le dí más vueltas de lo necesario antes de ponerme manos a la masa porque salió perfecto, estupendo, delicioso, magnífico; al menos todos esos calificativos les mereció a mis compañeros de trabajo, que fueron quienes lo cataron. ¡Pelotas...! El único complemento, que cada uno eligió si le ponía o no, fue una nata montada que hice en el sifón isi en un plis plas.

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