Solomillo Wellington tradicional |
Lo fundamental en este tipo de elaboraciones es que la masa
quede ligera y doradita mientras que la carne debe conservar su jugosidad por lo que, para
que ambos ingredientes queden en su punto al mismo tiempo, es necesario cocinar previamente la carne dándole
una ligera pasada por la sartén. Esta cocción previa cierra los poros de la
carne para que no pierda jugo y la deja en un punto de cocción intermedio para terminarse de hacer en el horno junto con el
hojaldre. También es fundamental dejarlo enfriar antes de envolverlo, si
estuviera caliente el hojaldre no crecerá ya que la grasa que contiene la masa
se habrá derretido al contacto con el calor de solomillo.
Bueno, pues he visto aquí una versión mini de este solomillo Wellington que no se salta ninguno de estos principios y que he probado a hacerla con alguna variación en los ingredientes pero ninguna en lo básico. Quedan deliciosos y perfectos, una monada.
Ingredientes y elaboración
Para el Solomillo Wellington tradicional
1 solomillo de cerdo de unos 600 g
2 cebollas grandes, unos 500 g
200 g de paté de jabugo (Sánchez Romero Carvajal)
1 plancha de hojaldre rectangular
Sal, pimienta y 1 huevo
Sal, pimienta y 1 huevo
Limpiar de la carne el exceso de grasa. Reservar. Cortar la cebolla en pluma fina. Cubrir de aceite el fondo de una sartén y sellar la carne a fuego fuerte, dorándola por todos lados. Bajar el fuego y cocinarla otros 5 minutos dándole la vuelta de vez en cuando. Reservar en un plato para que se enfríe.
En la misma sartén pochar la cebolla con un punto de sal a fuego medio hasta que esté doradita. Sacar escurriendo bien el aceite, reserva una cuarta parte para confeccionar la otra presentación de esta misma receta y enfriar también. Poner el paté en un plato hondo y ablandarlo con un tenedor. Reservar.
Hojaldre, paté y cebolla |
Enciende el horno a 200º, calor arriba y abajo. Cuando la cebolla y el solomillo se hayan enfriado, extender la lámina de hojaldre y comprobar que envuelve bien la pieza de solomillo, si no fuera así salpicarla con un poco de harina y extenderla un poco más. Untar la mitad del paté en el centro de la masa y cubrir el paté con la mitad de la cebolla pochada.
Engalanado, listo para hornear |
Recorta los bordes de la masa si no son rectos o si tienes demasiada masa y reserva lo recortado. Humedece 1 cm de borde de los lados largos con agua, levanta un lado de masa y colócalo sobre la última capa, la de paté, envolviendo parcialmente. Luego levanta el otro lado y monta sobre el primero dejando cubierto todo el paquete. Pliega la masa de los extremos hacia arriba dejando el solomillo totalmente tapado. Presiona bien las juntas para que queden bien selladas.
Horneado, bien doradito |
Cubre una bandeja de horno con papel vegetal y coloca el solomillo con las juntas hacia abajo. Con los recortes puedes hacerle alguna decoración; con unas simples tiras en diagonal y superpuestas darán como resultado un bonito enrejado, por ejemplo. Para “pegar” los adornos emplea huevo batido. Pinta todo el paquete con huevo batido y hornea en el centro del horno hasta que esté dorado, unos 30 minutos. Reserva el resto de huevo batido para confeccionar la versión mini.
El corte, sonrosado y jugoso |
Para el Solomillo Wellington (versión mini)
1 paquete de obleas para empanadillas (La Cocinera)
1 trozo de solomillo de cerdo (el reservado del Solomillo Wellington)
Cebolla a pluma pochada (la cuarta parte reservada de la preparación anterior)
1 latita de 80 g de paté de jabugo (Sánchez Romero Carvajal)
Huevo batido
Huevo batido
Sal y pimienta
El corte del Wellington mini |
Calienta el horno a 180º, calor arriba y abajo. Prepara una bandeja de horno con papel vegetal y organiza todos los ingredientes para hacer el montaje en serie. Para ello ponle sal y pimienta al trozo de solomillo y córtalo en 8 rodajas finitas. Desmolda el paté y divídelo en 8 lonchitas. Haz, igualmente, 8 porciones con la cebolla pochada.
Wellingtoncitos camino del horno |
Tanto de una forma como de la otra puedes ponerle de
acompañamiento unas manzanas caramelizadas o la salsa de foie, le van estupendamente. Y como por sí solos son
platos lo suficientemente importantes, con una simple ensalada estarán geniales.
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