miércoles, 9 de enero de 2013

Wellington vs Wellington





Solomillo Wellington tradicional
La forma de presentación más conocida de cuantas carnes se cocinan a la costra, o lo que es lo mismo envueltas en una masa,  es la conocida como solomillo Wellington; pero cualquier trozo de carne, ya sea ternera, pollo, cordero, pavo, cerdo, ..., en función de su tamaño, puede  ser envuelto en diferentes tipos de masa como puede ser el hojaldre o la masa quebrada.  



Lo fundamental en este tipo de elaboraciones es que la masa quede ligera y doradita mientras que la carne debe conservar su jugosidad  por lo que, para que ambos ingredientes queden en su punto al mismo tiempo,  es necesario cocinar previamente la carne dándole una ligera pasada por la sartén. Esta cocción previa cierra los poros de la carne para que no pierda jugo y la deja en un punto de cocción intermedio  para terminarse de hacer en el horno junto con el hojaldre. También es fundamental dejarlo enfriar antes de envolverlo, si estuviera caliente el hojaldre no crecerá ya que la grasa que contiene la masa se habrá derretido al contacto con el calor de solomillo. 






Bueno, pues he visto aquí una versión mini de este solomillo Wellington que no se salta ninguno de estos principios y que he probado a hacerla con alguna variación en los ingredientes pero ninguna en lo básico. Quedan deliciosos y perfectos, una monada.  







Ingredientes y elaboración

Para el Solomillo Wellington tradicional
1 solomillo de cerdo  de unos 600 g
2 cebollas grandes, unos 500 g
200 g de paté de jabugo (Sánchez Romero Carvajal)
1 plancha de hojaldre rectangular
Sal, pimienta y 1 huevo










Limpiar de la carne el exceso de grasa. Reservar. Cortar la cebolla en pluma fina. Cubrir de aceite el fondo de una sartén y  sellar la carne a fuego fuerte, dorándola por todos lados. Bajar el fuego y cocinarla otros 5 minutos dándole la vuelta de vez en cuando. Reservar en un plato para que se enfríe. 


En la misma sartén pochar la cebolla con un punto de sal a fuego medio hasta que esté doradita. Sacar escurriendo bien el aceite, reserva una cuarta parte para confeccionar la otra presentación de esta misma receta y enfriar también. Poner el paté en un plato hondo y ablandarlo con un tenedor. Reservar.


Hojaldre, paté y cebolla


Enciende el horno a 200º, calor arriba y abajo. Cuando la cebolla y el solomillo se hayan enfriado, extender la lámina de hojaldre y comprobar que envuelve bien la pieza de solomillo, si no fuera así  salpicarla con un poco de harina y extenderla un poco más. Untar la mitad del paté en el centro de la masa y cubrir el paté con la mitad de la cebolla pochada.  

Corta 6 o 7 cm de la punta del solomillo para dejarlo rectangular y que la envoltura quede proporcionada. Este trozo de carne servirá de relleno en los mini Wellington. Salpimentar el solomillo y colocarlo sobre la cebolla. Sobre el solomillo distribuir la otra mitad de cebolla pochada y sobre ésta el resto del paté. 


Engalanado, listo para hornear

Recorta los bordes de la masa si no son rectos o si tienes demasiada masa y reserva lo recortado. Humedece 1 cm de borde de los lados largos con agua, levanta un lado de masa y colócalo sobre la última capa, la de paté, envolviendo parcialmente. Luego levanta el otro lado y monta sobre el primero dejando cubierto todo el paquete. Pliega la masa de los extremos hacia arriba dejando el solomillo totalmente tapado. Presiona bien las juntas para que queden bien selladas. 




Horneado, bien doradito

Cubre una bandeja de horno con papel vegetal y coloca el solomillo con las juntas hacia abajo. Con los recortes puedes hacerle alguna decoración; con unas simples tiras en diagonal y superpuestas darán como resultado un bonito  enrejado, por ejemplo. Para “pegar” los adornos emplea huevo batido. Pinta todo el paquete con huevo batido y hornea en el centro del horno hasta que esté dorado, unos 30 minutos. Reserva el resto de huevo batido para confeccionar la versión mini.




El corte, sonrosado y jugoso


Para el Solomillo Wellington (versión mini)
1 paquete de obleas para empanadillas (La Cocinera)
1 trozo de solomillo de cerdo (el reservado del Solomillo Wellington)
Cebolla a pluma pochada (la cuarta parte reservada de la preparación anterior)
1 latita de 80 g de paté de jabugo (Sánchez Romero Carvajal)
Huevo batido
Sal y pimienta



El corte del Wellington mini

Calienta el horno a 180º, calor arriba y abajo. Prepara una bandeja de horno con papel vegetal y organiza todos los ingredientes para hacer el montaje en serie. Para ello ponle sal y pimienta al trozo de solomillo y córtalo en 8 rodajas finitas.  Desmolda el paté y divídelo en 8 lonchitas. Haz, igualmente, 8 porciones con la cebolla pochada. 




Wellingtoncitos camino del horno

Separa una oblea de masa, déjala sobre el papel de separación y coloca en el centro, siguiendo este orden, primero una rodaja de solomillo, encima una porción  de cebolla y, por último una lonchita de paté. Saca otra oblea, sepárala del papel, ponla encima del montaje y presiona levemente con la palma de la mano para compactar un poco el conjunto. Ayúdate del papel de separación para ir doblando el borde de la oblea que queda debajo sobre la que está encima tapando el relleno. Presiona mientras vas formando el reborde a todo alrededor y al final, para dejarla bien cerrada, sella con los dientes de un tenedor o pellizcando  con los dedos ligeramente de cuando en cuando, o de cualquier otra forma.  Retira el papel de separación y pásala a la  bandeja de horno. Cuando las tengas todas hechas píntalas con huevo batido y hornéalas en el centro del horno hasta que estén doradas, unos 10 minutos.


Ya horneados, todo pujaditos ellos

Tanto de una forma como de la otra puedes ponerle de acompañamiento unas manzanas caramelizadas o la salsa de foie, le van estupendamente. Y como por sí solos son platos lo suficientemente importantes, con una simple ensalada estarán geniales.





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