Esta es una de las salsas dulces de las que os hablo para acompañar bizcochos y que hice para el bizcocho de chocolate almibarado.
Ni que decir tiene que por sí sola es un postre estupendo si la sirves en una copa y la acompañas de unas neulas o unos barquillos. O como merienda si la viertes mientras esté caliente en un cuenco con un par de galletas en el fondo.
Ni que decir tiene que por sí sola es un postre estupendo si la sirves en una copa y la acompañas de unas neulas o unos barquillos. O como merienda si la viertes mientras esté caliente en un cuenco con un par de galletas en el fondo.
Ingredientes y elaboración
2 huevos
750 ml. de leche
5 c/s colmadas de azúcar
1 c/c de extracto de vainilla
100 g. de avellanas tostadas
1 c/c de maizena
1 c/c de maizena
100 g. de crocanti de avellana
Tritura las avellanas hasta obtener una harina fina. Reserva. Separa medio vasito de leche y pon a calentar el resto. En un bol bate los huevos con el azúcar, añade la vainilla y mezcla. Disuelve la maizena en el medio vasito de leche, incorpórala a la mezcla de huevos y bate todo junto. Cuando la leche esté caliente, no es necesario que hierva, apártala del fuego y añádele la mezcla preparada. Vuelve a poner al fuego y cuece lentamente sin dejar de remover hasta que veas las primeras burbujas subir a la superficie porque vaya a romper a hervir. En ese momento aparta del fuego, incorpórale las avellanas trituradas y mezcla con la batidora para conseguir una crema fina con todos los ingredientes bien ligados, aunque no es necesario que pongas una velocidad alta. Vuelve a llevar al fuego y deja que cueza un par de minutos sin dejar de remover. Reserva en unos biberones o tarros con buen cierre. Guarda en el frigo.
Cuando serví los platos puse unos tacos de bizcocho y regué alrededor con las natillas, que yo he llamado sopa por lo suaves y ligeras que quedan. Para rematar salpiqué con el crocanti de avellanas.
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