Hemos
comido y bebido en estos días hasta no poder más, como si no lo fuesemos
a hacer más. Si el mundo no se acabó el día 21 de diciembre!. Bueno,
pues por eso, lo celebramos. Y, como todos los años, nos entregamos
con frenesí a las cienes y cienes de celebraciones, cenas, fiestas,
comidas y qué sé yo. Que si unas copitas, que si el marisquito, que si
un polvorón que estamos en Navidad y, claro, pusimos punto final a este
maratón sin defraudar a nadie ni a nosotros mismos. Que cómo? Pues dando
buena cuenta de un magnífico roscón. Cómo si no íbamos a esperar la
llegada de Los Reyes Magos!.
Mi girolle |
Maravillosa y exquisita flor de queso |
Hay dos regalos de los que me han traído a mí que me han gustado especialmente, vamos, que me han encantado. Uno ha sido el girolle, un increible artilugio que te ofrece una obra de arte en forma de corte de queso exquisito y florido.
Mi cámara, tan rosita |
El otro, una cámara de fotos, que buena falta que me hacía, porque vaya penita de fotos os he ido poniendo. Ahora no tengo excusa pero dadme un respiro para poder hacer un mini curso fotográfico. Vaya, otro propósito que se ha colado en mi lista de este comienzo de año.
Bueno, ya voy a dejar de presumir. Hace rato que me está llamando la cocina pero le he dicho que me diera media horita para poder contaros esto. Así que vamos al lío, que voy mega atrasada con mis recetas y tengo un montón para escribiros, tanto dulces como saladas. Ahora mismito me pongo.
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