jueves, 10 de enero de 2013

Navidad, Papá Nöel, Año Nuevo, Reyes, ...





Hemos comido y bebido en estos días hasta no poder más, como si no lo fuesemos a hacer más. Si el mundo no se acabó el día 21 de diciembre!. Bueno, pues por eso, lo celebramos. Y, como  todos los años,  nos entregamos con frenesí a las cienes y cienes de celebraciones, cenas, fiestas, comidas y qué sé yo. Que si unas copitas, que si el marisquito, que si un polvorón que estamos en Navidad y, claro, pusimos punto final a este maratón sin defraudar a nadie ni a nosotros mismos. Que cómo? Pues dando buena cuenta de un magnífico roscón. Cómo si no íbamos a esperar la llegada de Los Reyes Magos!. 
Mi girolle
Nos hemos metido en la cocina a guisar como descosidas cantidades ingentes de comida  que nos van a permitir subir la cuesta de enero con lo que quedó. Hemos disfrutado de unos días "con sus más y sus menos" pero en familia. Hemos escrito la carta a los Reyes Magos con la mayor de las ilusiones y, aunque mirando mucho el bolsillo, hemos tenido, más que menos, lo que hemos pedido. 

Maravillosa y exquisita flor de queso






Hay dos regalos de los que me han  traído a mí que me han gustado especialmente, vamos, que me han encantado. Uno ha sido el girolle, un increible artilugio que te ofrece una obra de arte en forma de corte de queso exquisito y florido. 












Mi cámara, tan rosita

 
El otro, una cámara de fotos, que buena falta que me hacía, porque vaya penita de fotos os he ido poniendo. Ahora no tengo excusa  pero dadme un respiro para poder hacer un mini curso fotográfico. Vaya, otro propósito que se ha colado en mi lista de este comienzo de año.


Bueno, ya voy a dejar de presumir. Hace rato que me está llamando la cocina pero le he dicho que me diera media horita para poder contaros esto. Así que vamos al lío, que voy mega atrasada con mis recetas y tengo un montón para escribiros, tanto dulces como saladas. Ahora mismito me pongo.


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