Croquetas, croquetas y más croquetas, ya que te pones. Además, son tan agradecidas, ya conoces la expresión: croquetas, las de mi madre. Unas croquetas caseras, doradas y crujientes por fuera, suaves y cremosas por dentro. Sólo te recomiendo una cosa, prepáralas con mucho cariño (entiéndase paciencia).
Yo hago una masa básica a la que añado cualquier ingrediente que tenga de otra preparación anterior. Las hay dulces y saladas. Pollo, jamón, ternera, bacalao, setas, espinacas, ... admiten pácticamente todo. Que combines dos o más ingredientes como pueden ser espinacas, queso y piñones, sobrasada miel y nueces o setas con jamón, en cuyo caso las hago ex profeso, siempre que respetes unas proporciones para conseguir la consistencia adecuada la imaginación la puedes echar a volar. A mi me gusta poner entre 150 g. y 200 g. del ingrediente de relleno, en función de que contenga más o menos líquido. Por ejemplo, si son espinacas las hago con mantequilla y aumento un poco la cantidad de queso para que tengan algo más de consistencia.
Ah!, otra cosa. Las hago de formas y tamaños diferentes, así las identifico fácilmente después (claro, si me acuerdo, lo que no sucede siempre).
Ingredientes y elaboración
Bechamel básica
Una cebolla (180 g.)
180 g. de harina
100 ml. de aceite o mantequilla (o mitad y mitad)
1 l. de leche o caldo (o mitad y mitad)
Nuez moscada molida
Sal
Pimienta molida
Elije una sartén con capacidad para la cantidad de masa que vayas a preparar. Echa el aceite y ponlo a fuego lento. Pica la cebolla muy menudita y añádela a la sartén con una poquita de sal. Rehoga de vez en cuando hasta que esté dorada. Incorpora la harina y, sin dejar de remover, deja que se cocine con la cebolla durante 5 minutos, como mínimo, para evitar que la harina se quede cruda. Ve vertiendo leche o caldo caliente poco a poco, siempre sin dejar de remover. Cuando todo el líquido esté incorporado termina de ajustar la sal, pon la pimienta y la puntita de una cucharilla de nuez moscada molida. Continúa cocinando a fuego suave 9 ó 10 minutos, hasta que veas que la masa se separa fácilmente del fondo y las paredes de la sartén. Entonces está en su punto.
Para las bolitas de espinacas a la crema
20 g. de mantequilla
250 g. de espinacas cocidas (pueden ser congeladas)
100 g. de queso rallado (Emmental u otro)
50 g. de pasas de corinto
50 g. de piñones
75 ml. de nata para cocinar
Sal
Pimienta
4 huevos L
Pan rallado
Para este relleno hay que hacer unas espinacas a la crema, que deberás tener ya listas cuando hagas la bechamel. Tendrás que tener las pasas sumergidas en agua para hidratarlas un par de horas antes de que las necesites o, lo más rápido, ponerlas en un cuenco, cubrirlas de agua y meterlas en el microondas 2 minutos a la máxima potencia. Reserva. Cuece la espinacas en agua hirviendo con sal durante unos minutos o, si son congeladas, conforme las instrucciones del paquete. Ponlas a escurrir. Pon una sartén a fuego medio-bajo, incorpora las espinacas y rehógalas. Añade las pasas escurridas, los piñones y dale unas vueltas. Pon el queso y la nata y revuelve para que el queso se funda. Prueba para condimentarlo lo justo con sal y pimienta, ten en cuenta que el queso es sabrosito, y sigue cocinando 2 ó 3 minutos más o hasta que la nata haya espesado y la mezcla resulta bastante compacta.
Prepara la bechamel completamente e incorporale el relleno de espinacas a la crema. Sigue removiendo un par de minutos más para que quede bien integrado y que, al igual que en la bechamel, la masa se separe fácilmente del fondo y las paredes de la sartén.
Vierte la masa en un recipiente y deja enfriar, mejor de un día para otro. Cuando vayas a liarlas prepara dos cuencos, uno con el pan rallado y otro con los huevos bien batidos. Dales la forma que quieras y pásalas primero ligeramente por el pan rallado, después por el huevo y, de nuevo, por el pan rallado.
Ve poniéndolas en una bandeja que puedas llevar al congelador porque doy por hecho que todas no se consumirán en el momento. Para separarlas, una vez congeladas, sólo tienes que darle a la bandeja un golpe seco contra, por ejemplo, la encimera y se soltarán unas de otras. Prepara los envases con la fecha, envasa y de vuelta al congelador.
Las que vayas a freir hazlo en aceite abundante y bien caliente y no pongas muchas de una vez. Déjalas escurrir en un plato con papel de cocina para que no tengan excesiva grasa antes de pasarlas al plato definitivo.
Bueno, qué tal. Reconozco que a estas croquetas de espinacas a la crema hay que ponerles un pelín más de cariño que a otras porque la masa queda un poquito más blanda, pero nada del otro mundo. Para compensarlo la bechamel y el relleno de espinacas los hago con mantequilla porque endurece más al enfríar y se pueden liar mejor. Un poquitín entretenidas pero cuando muerdes y se funden en tu boca ...no sé, no sé. Un resultado de lujo, para quitarse el sombrero.
Variación: Croquetas de solomillo y jamón
1 cantidad básica de masa para croquetas
100 g. de jamón serrano tierno
La carne de 3 puntas de solomillo de cerdo (180 g.)
Hice estas croquetas con las puntas de 3 solomillos de cerdo que habíamos hecho en la barbacoa.
Pon un cacito con agua a hervir y cuece a fuego lento el jamón durante 3 minutos, cuela y reserva.
Pica muy menudita la carne y el jamón. Haz una cantidad básica de masa
para croquetas y cuando hayas puesto la leche o el caldo incorpora
también la carne y el jamón picados, porque la carne hecha en la
barbacoa no está tan tierna como una que se ha cocido y precisará unos
minutos más. Termina la masa de las croquetas removiendo y mezclando continuamente hasta que se despegue del fondo y las paredes de
la sartén. A partir de aquí sigue el proceso como en las bolitas de espinacas a la crema.
Con estas cantidades salen entre 50 y 60 croquetas pero, claro, depende del tamaño.