A estas alturas seguro que os habréis dado cuenta de que cuando nombro una receta precediéndola del posesivo mi es que quiero llamar expresamente vuestra atención. Aunque son recetas tradicionales tienen una característica especial que es la que marca la diferencia: su magnitud. Os acordáis de mi súperpisto? Pues esta vez, y de semejante calibre, mi tortilla de patatas. Cuando se cocinan grandes cantidades de comida no es nada fácil darle el punto a tales dosis de ingredientes. Para mí la proporción es la clave, cuidar que los condimentos y aderezos que se incorporan a los platos se noten pero no deben enmascarar el sabor del ingrediente principal. Creo que, según dicen y modestia aparte, me queda perfecta. Así que aquí os dejo la historia de una tortilla de patatas colosal.
Ingredientes y elaboración
3 k de patatas nuevas
1 k de cebollas
2 docenas de huevos
3 l de AOVE
Sal
Sal
Echo mano de mi megacerola y la pongo en el fuego con el aceite. Es la cacerola alta Efficient, de aluminio fundido, de 36 cm. de diámetro y 11,2 l. de capacidad, de la marca BRA. En un primer momento ve calentando el aceite a temperatura medio-baja para mientras preparar las patatas. Pela y trocea las patatas. Para pelar las patatas me gusta usar el pelador en lugar del cuchillo y prefiero un corte en láminas, las corto a lo largo en cuatro gajos grandotes que después troceo en láminas de 4 cm de lado por 3 ó 4 ml de grosor, aproximadamente. Ponles sal y revuelve. Si el aceite no está bien caliente, sube el fuego y ponlo humeante. Tiene que estar muy caliente porque al echar esta cantidad de patatas bajará mucho la temperatura y tendrás que mantener el fuego al máximo, de lo contrario se cocerán en lugar de freírse. Echa las patatas.
Corta las cebollas en juliana o pluma. Conforme las cortas incorpóralas a la fritura intercalándolas con las patatas. Dales la vuelta de vez en cuando pero no utilices paletas metálicas por que tienen un borde demasiado fino y las patatas se romperían más de lo necesario con cada vuelta, es mejor una cuchara o pala de madera. Ya te imaginarás que esto te llevará un buen rato, en torno a una hora y media.
Bate los huevos con sal en un recipiente grande. Cuando las patatas estén listas, tiernas, apenas empezando a dorarse y por algunas zonas incluso un poco tostaditas, ve retirándolas con una espumadera, escurriendo bien el exceso de aceite y las viertes directamente sobre los huevos. Remueve un poco el conjunto y tapa el cuenco con un paño, esto hará que el huevo empiece a cuajarse al contacto con las patatas tan calientes. Déjalo así 5 minutos, mientras preparas la sartén para la tortilla.
Para que te hagas una idea en lo que a capacidad se refiere, te cuento. Tengo una sartén perfecta para estas tortillas, es la honda blak 28, de la marca Valira, mide 28 cm de diámetro por 10 cm de alto y es perfecta. Unta de aceite la que vayas a usar tú y vierte las patatas. Regula un fuego medio-bajo y remueve conforme veas que empieza a cuajar por los bordes. Repite este removido 3 ó 4 veces, así la ayudarás en el proceso. Seguidamente baja el fuego y tápala, que el vapor también será una contribución. Ve cambiando de sitio la sartén, desplázala del foco de calor en sentido circular para que éste incida también en los bordes. Yo tengo la plena seguridad de que en mi sartén no se va a pegar pero, por si acaso, dale un par de sacudidas alguna que otra vez.
Como no soy lo suficientemente diestra para hacer esto, en este justo momento voy avisando a mi marido, que se vaya preparando, que me tiene que echar una mano. Vamos, que le tiene que dar la vuelta al mastodonte.
Cuando veas que tiene un nivel de firmeza suficiente como para soportar el darle la vuelta ¡hala!, ponle ojitos a quien ya tu sabes y que te haga el favor. Ahora no es necesario que se tape, a no ser que creas que está demasiado líquida aún. Deja que cuaje por ese lado, dale también un par de sacudidas mientras y en 4 ó 5 minutos más la puedes apartar. Pincha una brocheta en diferentes puntos, si sale algo húmeda está perfecta por que mientras se enfría aún cogerá algo más de solidez, claro que este grado dependerá de cómo os guste.
Para que te hagas una idea en lo que a capacidad se refiere, te cuento. Tengo una sartén perfecta para estas tortillas, es la honda blak 28, de la marca Valira, mide 28 cm de diámetro por 10 cm de alto y es perfecta. Unta de aceite la que vayas a usar tú y vierte las patatas. Regula un fuego medio-bajo y remueve conforme veas que empieza a cuajar por los bordes. Repite este removido 3 ó 4 veces, así la ayudarás en el proceso. Seguidamente baja el fuego y tápala, que el vapor también será una contribución. Ve cambiando de sitio la sartén, desplázala del foco de calor en sentido circular para que éste incida también en los bordes. Yo tengo la plena seguridad de que en mi sartén no se va a pegar pero, por si acaso, dale un par de sacudidas alguna que otra vez.
Como no soy lo suficientemente diestra para hacer esto, en este justo momento voy avisando a mi marido, que se vaya preparando, que me tiene que echar una mano. Vamos, que le tiene que dar la vuelta al mastodonte.
Cuando veas que tiene un nivel de firmeza suficiente como para soportar el darle la vuelta ¡hala!, ponle ojitos a quien ya tu sabes y que te haga el favor. Ahora no es necesario que se tape, a no ser que creas que está demasiado líquida aún. Deja que cuaje por ese lado, dale también un par de sacudidas mientras y en 4 ó 5 minutos más la puedes apartar. Pincha una brocheta en diferentes puntos, si sale algo húmeda está perfecta por que mientras se enfría aún cogerá algo más de solidez, claro que este grado dependerá de cómo os guste.
Así, doradita por fuera, tierna y jugosa por dentro. Un regalo para la vista, un placer para el paladar.
Abreviaturas
k Kilo
l Litro
cm Centrímetro
ml Mililitro
AOVE Aceite de oliva virgen extra
No hay comentarios:
Publicar un comentario