Milhojas, hojaldre, uff qué
complicado. Pero no, entretenidillo sí, pero no complicado. Desde
que agarramos un paquete de hojalde, o lo que sea, de la sección de
refrigerados del súper ni se nos pasa por la cabeza echarle una
miajita de rato a elaborar cualquier producto que necesitemos. Por eso hoy me
he puesto con un hojaldre invertido, basado en una receta del pastelero Paco Torreblanca, que no necesita andar dándole vueltas y vueltas a la masa (se llama vuelta cada vez que se hace un doblez y las hay de varios tipos). Este método del hojaldre invertido parte de la elaboración de dos masas diferentes, denominadas plastones externo e interno, que después se unen de una manera precisa. Ah, con estas cantidades sale bastante pero no hay problema, se puede congelar. Vamos allá.
Ingredientes y elaboración
Para el plastón exterior del hojaldre
320 g de mantequilla
120 g de harina floja
Para el plastón interior del hojaldre
80 g de mantequilla
280 g de harina floja
140 ml de agua
12 g de sal
Para las planchas de hojaldre
1 huevo
4 c/s de azúcar por plancha
Para la crema pastelera
(para 12 pastelitos)
65 g de azúcar
65 ml de nata líquida
200 ml de leche
20 g de maicena
2 yemas
1 vaina de vainilla
1 pizca de sal
Para decorar
200 ml de nata para montar
Azúcar glas
6 flores de Jamaica deshidratadas
12 trozos de aloe deshidratado
Para la masa exterior amasa la harina con la mantequilla hasta dejarla homogénea, haz una bola primero, luego dale forma rectangular y métela en el frigo envuelta en film. Actúa igual para la masa interna pero el rectángulo de masa te debe quedar más pequeño. Déjalos refrigerándose 1 hora.
Coloca el plastón exterior en una superficie enharinada y estíralo con el rodillo hasta dejarlo de medio cm de grosor. Coloca el plastón interior en el centro y dobla los bordes de abajo sobre él, como si envolvieras un paquete, primero los lados largos y después los cortos. Retira el exceso de harina, envuelve el taco y déjala reposar en frío 30 minutos.
Vuelve a espolvorear harina sobre la encimera, coloca la masa, estira con el rodillo en una sola dirección formando otro rectángulo, pliégalo por la mitad, gíralo 90º y vuelve a estirarlo. Este estirar, doblar y girar hay que hacerlo 4 veces, si la masa se ablanda hay que volverla a enfriar. La temperatura correcta es cuando ni se pega (está caliente) ni se rompe (está fría). Una vez hecho este proceso se conserva en frío, siempre envuelta para que no se reseque, hasta que vayamos a utilizarla y, si no, ya sabes, se puede congelar.
Lo mejor es empezar por la crema pastelera para que se vaya enfriando mientras hacemos las planchas de hojaldre. Pon a calentar a fuego bajito la leche, la nata y la mitad del azúcar. Abre la vaina de vainilla por la mitad, a lo largo, raspa las semillas del interior con el filo de un cuchillo. Añade a la leche tanto las semillas como la vaina. Bate en un cuenco las yemas junto con la maicena, el resto del azúcar y la pizca de sal. Apenas comience a burbujear la leche, apártala y cuela. Vierte 1/3 parte en chorro fino sobre la preparación de huevos mientras lo bates con unas varillas y devuelve esta mezcla al cazo con la leche. Vuelve a ponerlo al fuego y sin dejar de batir espera a que espese. Aparta y bate aún un poco. Cambia la crema a un recipiente, ponle un film de cocina a piel y déjala enfriar.
Preparamos las láminas de hojaldre. Enciende el horno a 200º, calor arriba y abajo. Para hacer los milhojas estira masa hasta dejarla de unos 4 ó 5 mm de grosor. Reparte dos cucharadas de azúcar sobre cada lado y dale un par de pasadas de rodillo.
Lo mejor es empezar por la crema pastelera para que se vaya enfriando mientras hacemos las planchas de hojaldre. Pon a calentar a fuego bajito la leche, la nata y la mitad del azúcar. Abre la vaina de vainilla por la mitad, a lo largo, raspa las semillas del interior con el filo de un cuchillo. Añade a la leche tanto las semillas como la vaina. Bate en un cuenco las yemas junto con la maicena, el resto del azúcar y la pizca de sal. Apenas comience a burbujear la leche, apártala y cuela. Vierte 1/3 parte en chorro fino sobre la preparación de huevos mientras lo bates con unas varillas y devuelve esta mezcla al cazo con la leche. Vuelve a ponerlo al fuego y sin dejar de batir espera a que espese. Aparta y bate aún un poco. Cambia la crema a un recipiente, ponle un film de cocina a piel y déjala enfriar.
Preparamos las láminas de hojaldre. Enciende el horno a 200º, calor arriba y abajo. Para hacer los milhojas estira masa hasta dejarla de unos 4 ó 5 mm de grosor. Reparte dos cucharadas de azúcar sobre cada lado y dale un par de pasadas de rodillo.
Puedes precortar las plaquitas antes de hornearlas y luego terminar de cortar por los puntos en que hayan podido quedar unidas, o bien hacer una única plancha que cortarás a posteriori. Para que no se hinche demasiado hay dos técnicas que puedes emplear, pinchar con un tenedor en diferentes sitios o poner otra bandeja encima, en este caso pon otro papel de horno entre la lámina y la bandeja. Yo las pinché bastante por que no quería que subieran mucho.
Pinta la plancha con huevo batido y hornea en el centro del horno unos 15 minutos, según lo quieras más o menos morenito. Haz lo mismo con las demás planchas que necesites. Yo horneé las dos a la vez.
Déjala enfriar por lo menos 1 hora y corta los rectángulos con un cuchillo de sierra (yo los he hecho de 3 cm x 8 cm).
Cada milhojas lleva tres láminas de hojaldre. Espera a que la crema pastelera esté bien fría para extenderla sobre la primera de ellas, que será la que haga de base. Puedes aplicarla con una espátula o con una manga pastelera, desde luego ésta última es la forma más cómoda. Pon encima una segunda lámina con su correspondiente crema y termina colocando la tercera.
Ahora vamos con la decoración. En mi opinión el capítulo de la decoración de los platos está aún por escribir. Decoración sí, decoración, no. Desde luego la puesta en escena es importante, optar por un adorno es un plus para el plato; eso sí, siempre que se suplementen los colores y, desde luego, los sabores. Pero, claro, si te pongo unas fotos con un floripondio sería conveniente que te contara de qué va.
En un primer momento pensé utilizar esa fórmula que dice que menos es más y, simplemente les puse una lluvia de azúcar en polvo y, con la manga, un cordoncillo de nata. Como era tan poquita nata la monté con la batidora y le añadí la cucharada de azúcar glas. Pero atractivo, lo que se dice atractivo, no quedaba. Soso, el pastelito se veía correcto pero soso.
Y entonces me acordé de las plantas deshidratadas que me regaló hace poco mi amiga Toñi. Así que pensarlo y hacerlo fueron al unísono. Elegí flores de Jamaica o de hibiscus, es lo mismo, y recortes de aloe vera, lo hidraté todo, lo paladeé. La flor de Jamaica bien, bastante bien, un sabor agradable y además, investigando por ahí, descubrí que le proporcionaba un toque glamuroso. Qué más podía pedir, aquí tenéis el resultado.
Con el aloe vera tenía mis reservas pero, al decir de los entendidos, cuando la cocina española descubra sus posibilidades será un bombazo. Me resultó raro, algo exótico y un poco dulzón, aunque no estaba mal. Por lo que he leído aquí, como su zumo es bastante amargo, le aplican un tratamiento para hacerlo comestible por el que le retiran la aloína, que es la sustancia que le aporta el amargor. Y si la flor de Jamaica ponía un toque coctelero-glamuroso, ni te cuento del que gastronómicamente le da el aloe. Sólo hay que preguntarle a Quique Dacosta y a sus 3 estrellas Michelín. Éste me lo quedo también. Mirad.
Para reafirmarme en mi elección ya sólo me quedaba una cosa, así que invité a merendar a los amigos que me regalaron las chuches éstas deshidratadas que me han traído de cabeza. Hay que ver de qué manera más tonta me complico la vida cuando esta receta estaba resuelta hace dos o tres fotografías con sus correspondientes comentarios. Pero bueno, a ver que pasa cuando vean la composición; más aún, cuando la prueben.
Biennnn! Hubo palabras de agrado, halagos, ... Vamos, que fliparon. Decían que el pastelito con el aloe era delicado y el de la flor de Jamaica espectacular. Y yo les di las gracias. Deben tener paladares muy exquisitos por que los saborcitos son raros de narices.
Y con las claras de huevo que no se han utilizado en esta receta, merengue. Proximamente en vuestras pantallas.
Abreviaturascm Centrímetro
c/s Cucharada sopera
g Gramo
ml Mililitro