Nada más asequible y placentero que un pollo asado. A pesar de ser la más humilde de las aves para guisar, la piel dorada pero de aspecto jugoso de un pollo asado es una de las imágenes que más llama la atención. Atrá quedaron los tiempos en que había que escoger uno que fuera joven, gordito, con la piel fina y la pechuga flexible. Recuerdo la frase "es para asar", cuando mi madre le pedía al carnicero los pollos con estas características.
Bueno, pues todo esto pasó a la historia. Ahora los pollos se venden ya seleccionados según el fin culinario al que se vayan a destinar, así que los de asar tienen menos de tres meses, son grandes, con una carne magra y su fina capa de grasa bajo la piel para que se mantenga jugoso durante la cocción. Ya solo resta observar unas mínimas normas para evitar que la carne quede seca y algún que otro preparativo para que tenga un aspecto y sabor apetitoso.
Este asado está hecho en una cacerola de aluminio fundido, si no dispones un cacharro así hazlo en una fuente refractaria.
Ingredientes y elaboración
(para 6 personas)
1 pollo para asar (éste de 3,100 k)
1 cabeza de ajos
800 g de patatas
300 ml de caldo de ave
Sal
Pimienta negra molida
Perejil fresco picado
AOVE
Para el aliño
El zumo de 2 limones
5 dientes de ajo de buen tamaño
1/2 c/c de tomillo
1/2 c/c de romero
1/2 c/c de orégano
1/2 c/c de perejil
Para el falso caviar de jugo del asado
50 ml de jugo
200 ml de caldo de ave
250 ml de aceite de girasol
Dos o tres horas antes de ponerte con el asado prepara un aliño con las hierbas aromáticas, los ajos pelados y cortados en rodajas gruesas y el zumo de limón. Yo he utilizado hierbas deshidratadas, si vas a usarlas frescas reduce un poco las cantidades porque dan mucho más sabor. Enjuaga el interior dejando que corra el agua del grifo desde el extremo de la cola y saliendo por el pescuezo. Sécalo bien. Pon la sal y la pimienta ahora, unta bien por dentro con el aliño porque por las cavidades internas es por donde los sabores penetran con mayor rapidez, más que por la piel.
Salpimenta la pieza por fuera, aliña y embadúrnala bien con aceite, más profusamente en las pechugas. Reserva.
Precalienta el horno a 160º.
Pela y trocea las patatas y las cebollas en cascos grandotes y repártelos por el fondo de la cacerola. Incorpora los dientes de ajo pelados pero enteros. Rocía con sal y pimienta. Reparte el aliño que te ha quedado, riega con un buen chorro de aceite y 150 ml de caldo de ave. Coloca el pollo encima con las pechugas hacia arriba, tapa la cacerola o ponle papel aluminio a la fuente y hornéalo durante 50 minutos. De vez en cuando riega la pieza con jugo del asado y si lo ves necesario añade algo más de caldo.
Saca la fuente del horno y sube la temperatura a 200º. Retira a un cuenco 50 ml del jugo de la cocción que utilizaremos para hacer el falso caviar, incorpora al asado otros 50 ml de caldo de ave y mételo en el horno 40 minutos más. De ahora en adelante estará destapado y no se volverá a regar la carne para propiciar que quede dorada y crujiente.
Mientras, haz el falso caviar igual que el del post del falso caviar de salsa de ajo pero con los 50 ml del jugo del asado. Cuando esté hecho resérvalo en un tupper cubierto de aceite de girasol. Ni que decir tiene que todo este aceite que se usa en esta elaboración puedes emplearlo a posteriori.
Nuevamente lo sacamos del horno, lo giramos para dejar las pechugas hacia abajo y hornear, por último, durante 20 minutos. ¡Menuda pinta va teniendo ya!
Esto de mantener al final el pollo con las pechugas hacia abajo es una técnica que le vi hacer al chef Martín Berasategui en un programa de cocina. Se trata de que la grasa de las alas, la espalda y las patas bajen hasta el pecho aportándole sustancia.
Acabado el tiempo se retira la cacerola del horno. Se deja reposar el pollo sobre una rejilla tapado con papel aluminio al que se le abre un agujero a modo de chimenea para que el vapor no se concentre y lo humedezca (esto también es un truco de Berasategui, jeje).
Lo que resta por contar de la receta es un derroche de olores, sabores, texturas e imaginación. Trinchar el animalito y servirlo con su guarnición salpicado de perejil picado.
Las patatitas tiernas y doradas. La cebolla, transparente y brillante. Los ajos, infladitos del jugo, son un bombón.
Las perlas de falso caviar, una sorpresa gustativa y un extra sibarítico.
El muslo entero, sencillo, clásico y aromático.
La pechuga loncheada, recia, deliciosa con la fantasía del falso caviar.
La salsa que se desliza trabada, cítrica y brillante con el contrapunto de otra textura.
Mmmmmmmmm. ¡Ya!
Abreviaturas
c/c Cucharada de café
g Gramo
k Kilo
ml Mililitro
AOVE Aceite de oliva virgen extra