Mi megacacerola |
No es un nombre muy normal para ponerle a un plato, pero ya veréis que le viene de perlas. Sé que vais a decir que esta receta no os sirve, que vaya tela con las cantidades, pero, si decidís probar, no tendréis más que hacer proporciones de los ingredientes empleados.
No me resisto a contaros esta odisea culinaria que cada verano se desarrolla en mi cocina. A finales de junio, como todos los años, mi huerto empieza a despertar tras el largo letargo invernal al que se ve sometido. Al principio, mientras es un bebé, nos ofrece sus productos tímidamente, dejándonos con la miel en los labios porque, claro, nos saben a poco. Unos cuantos pepinos, dos o tres calabacines, algunos tomates, unas pocas de cebollas, un par de lechugas, diez o doce pimientillos, …, en cantidades suficientes para hacer las ensaladas y alguna que otra parrillada de verduras. Pero el pequeño creció, creció, y los pepinos, los calabacines, los tomates, las cebollas, las lechugas y los pimientos se instalaron en mi cocina. Y las calabazas, qué puedo deciros de las calabazas? Así que llegó el momento del superpisto. Cuando veáis las fotos y leáis la receta lo entenderéis.
No me resisto a contaros esta odisea culinaria que cada verano se desarrolla en mi cocina. A finales de junio, como todos los años, mi huerto empieza a despertar tras el largo letargo invernal al que se ve sometido. Al principio, mientras es un bebé, nos ofrece sus productos tímidamente, dejándonos con la miel en los labios porque, claro, nos saben a poco. Unos cuantos pepinos, dos o tres calabacines, algunos tomates, unas pocas de cebollas, un par de lechugas, diez o doce pimientillos, …, en cantidades suficientes para hacer las ensaladas y alguna que otra parrillada de verduras. Pero el pequeño creció, creció, y los pepinos, los calabacines, los tomates, las cebollas, las lechugas y los pimientos se instalaron en mi cocina. Y las calabazas, qué puedo deciros de las calabazas? Así que llegó el momento del superpisto. Cuando veáis las fotos y leáis la receta lo entenderéis.
Súperingredientes y súperelaboración
(para muchas, muchas personas)
6 k. de tomates
2 k. de cebollas
6 cabezas de ajos
3 pimientos rojos
1 k. de pimientos verdes
2 k. de berenjenas
2 k. de calabacines
350 ml. de AOVE
Sal
Pimienta
2 c/s de perejil seco
1 c/s de tomillo seco.
Hay que preparar una tabla de corte y un cuchillo en los que tengas mucha confianza, por que les vas a dar un buen tute. En este pisto, excepto los ajos, se trocea todo groseramente, trozos de centímetro y medio, más o menos, por que hay que tener en cuenta que las verduras contienen mucha agua y que, al remover tanta cantidad, se produce bastante desgaste, con lo que el tamaño final queda estupendo. Los dientes de ajo se cortan en rodajas de 4 ó 5 mm. de grosor. A los tomates también hay que hacerles su proceso: se pelan, se trocean, se les quita toda la cantidad de zumo que se pueda apretándolos entre las manos y se cuelan. El zumo resultante es un perfecto zumo de tomate, por lo que se puede envasar y usarlo como tal. También se puede trocear todo con la thermomix, con golpes de velocidad turbo o unos segundos en las velocidades 5, 7 y 9 progresivamente, pero que hay que tener cuidado de que no se triture.
Por supuesto hay que tener una megacacerola como la mía, la que veis en la foto de arriba. Es la cacerola alta Efficient, de aluminio fundido, de 36 cm. de diámetro y 11,2 l. de capacidad, de la marca BRA. Así que se pone al fuego con el aceite y comienza el festival. Los pimientos, tanto los rojos como los verdes, se rehogan a fuego medio hasta casi terminados de freír pero, como no queremos encontrarnos las pieles paseándose por el pisto, se sacan y se reservan. Continuando a fuego medio se pocha la cebolla hasta verla transparente. En este momento se ponen los ajos y se dejan freír juntos unos minutos. Se sube el fuego a tope y se empiezan a poner calabacines y berenjenas. Cuando se han ablandado y reducido se va añadiendo tomate. Si, si, tomate y más tomate, continuando así hasta terminarlo. Se condimenta.
Hay que mantenerlo a fuego vivo y removerlo a menudo para que los ingredientes se integren adecuadamente, y para que tanto líquido como proporcionan las verduras se evapore rápidamente y no quede un pisto cocido, sino frito. Lo idóneo es cocinarlo sin tapar pero como salpicará, le pongo una tapadera con ranuras de evaporación para que no parezca que ha habido una masacre. Ojo, cuidado con esas salpicaduras al removerlo, hay que bajar el fuego o, incluso, apartar la cacerola. Y ahora hay que dejarlo que se cocine tres, cuatro, cinco, ... horas; dependiendo de las cantidades. Cuando calculo que le queda alrededor de una hora le añado los pimientos que reservé al principio. Creías que se me habían olvidado, eh?
En fin, todo esto ha sido para contaros la marabunta que se forma cada vez que el huerto dice allá voy, lo que puede ocurrir una vez a la semana durante el primer mes y medio. Después la producción se va reduciendo progresivamente. El resultado final es una bendición. Por cada perola de pisto puedo envasar unos ocho tuppers o botes de 1,2 l. de capacidad, que congelo o esterilizo, respectivamente. Así que imagínate cuánto soluciona esto a lo largo del año.
Si os habéis dado una vuelta por este blog habréis visto que ha estado aletargado el último año y medio, pero es que he tenido que arreglar algún desaguisado que había pendiente por ahí.
Tenía muchas ganas de volver, seguiros enseñando las comidas que me gustan hacer y contaros los berenjenales, nunca mejor dicho, en los que me meto en lo que respecta a la cocina. Así que pensé que el regreso tenía que ser a lo grande, que se notara, y se me ocurrió que nada superaba en tamaño a esta gansada de pisto que acabo de dejaros. Bueno, ya sabéis, nos vemos por aquí.
Ah, por cierto, hablando de gansadas, en los próximos días ya veréis, ya.
Abreviaturas
c/s Cucharada sopera
c/p Cucharada de postre
c/c Cucharada de café
c/n Cantidad necesaria
cm. Centímetro
g. Gramo
k. Kilo
l. Litro
AOVE Aceite de oliva virgen extra
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