Ésta es una versión particular de la famosísima tarta sacher. Lleva un glaseado de chocolate consistente, que cubre la tarta por arriba y los lados y permite que se conserve mucho más tiempo, pero en lugar de hacerlo extendido con la espátula lo he puesto en la manga pastelera para poder llamarla con razón "fantasía", esto es, deja volar tu imaginación a la hora de decorarla.
Ingredientes y elaboración
Para el bizcocho:
200 g. de azúcar
6 huevos
180 g. de mantequilla o aceite suave
100 ml. de nata para montar
100 ml. de nata para montar
100 g. de cacao puro en polvo
250 g. de harina
1 sobre de levadura
1 chorrito de extracto de vainilla
1 chorrito de coñac
1 c/c de canela
1 pizca de sal
Precalentar el horno a 180º. Engrasar y enharinar un molde redondo de 24 cm. de diámetro.Batir los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y hayan doblado su volumen. Ablandar la mantequilla (o el aceite) e incorporar junto con el coñac, la nata y la vainilla. Añadir ahora los ingredientes sólidos y mezclarlos removiendo con una espátula pero sin batir, con movimientos envolventes para que la masa no se baje. Volcar en el molde preparado y hornear en el centro del horno durante 40 minutos aproximadamente, o hasta que al pinchar el bizcocho con una aguja, ésta salga limpia. Deja templar y desmolda.
Para el relleno:
1 tarro de mermelada de albaricoque
2 hojas de gelatina
Tritura la mermelada, separa la mitad en un cazo y ponlo a cocer a fuego bajo, no es necesario que llegue a hervir. Remoja las hojas de gelatina, añádelas a la mermelada caliente y mezcla. Incorpora la otra mitad de la mermelada, mezcla de nuevo y deja templar, que vaya espesando. Reserva.
Para el almíbar:
200 ml. de agua
150 g. de azúcar
la cáscara de un limón
dos granos de cardamomo
una rama de canela
dos clavos de olor
Poner a cocer todos los ingredientes del almíbar juntos y dejar hasta que adquiera un ligero color dorado. Dejar enfriar con todo dentro antes de colarlo para que quede bien infusionado. Reservar.
Para la cobertura:
500 g. de chocolate de cobertura (nestlé postres)
500 ml. de nata (al menos 35 % de materia grasa)
180 g. de mantequilla
1 chorrito de coñac
1c/c de café soluble (natural o descafeinado)
3 hojas de gelatina.
Calentar la nata y, a punto de hervir, añadir el chocolate troceado, el coñac y la cucharadita de café soluble.Apartar del fuego, dejar un momento para que se ablande el chocolate y batir bien hasta obtener una crema suave y sin grumos. Remojar las hojas de gelatina en un cuenco con agua. Volver a poner a fuego suave el chocolate para que se caliente un poco más, incorporar la mantequilla troceada y cuando se haya fundido echar la gelatina ablandada. Mezclar para disolverla bien. Apartar del fuego y reservar. Cuando esté templada y antes de que espese demasiado, pasarla a una manga pastelera con un boquilla de estrella de 12 mm. Dejar enfriar totalmente antes de usarla.
Montamos la tarta
Echar un poco de almíbar en la bandeja donde vayamos a presentar la tarta, cortar el bizcocho por la mitad y poner una de las mitades sobre la fuente con el almíbar; así se empapará la base de la tarta sin que tengamos que preocuparnos de si el regado cala lo suficiente. Regar ahora esta mitad por encima. Cubrir la base ya almibarada con la mermelada y coloca la otra mitad del bizcocho encima. Presiona un poco uniformemente para que el relleno quede nivelado. Riega ahora poco a poco la parte superior asegurándote ,esta vez sí, de que cala lo suficiente.
Aplicar un poco de la cobertura por los laterales del bizcocho extendiéndola bien con una espátula, así conseguiremos que los adornos de crema se adhieran bien. Emplea tu fantasía en la decoración con manga pastelera o extender toda la cobertura por encima y por el lateral alisándola con la espátula. Yo, como veis, al final le puse unas cerezas confitadas para darle un toque de color, rellené de barquillos del centro y le "pegué" unas pastitas de corazón por el borde.
Si haces esta tarta tendrás que hacer un acto de contricción, está de pecado pero disfrutarás infinitamente.
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